"Los Sueños"

02.01.2018

Después de la pausa navideña (debido exclusivamente a mi falta de inspiración), vuelvo a escribir en el blog para hablaros de los sueños.

Algo que siempre ha suscitado una cierta fascinación en mí y que también (en ciertas circunstancias), he estudiado un poco para buscar respuestas a los misterios de la vida.

Para que este artículo no resulte demasiado largo, me ahorraré la introducción y empezaré directamente por establecer la definición convencional del tema en cuestión:

El "sueño" es el estado fisiológico de autorregulación y reposo uniforme de un organismo. *

*(WIKIPEDIA)

Como ya sabemos, el sueño es aquel estado que todos alcanzamos cuando nos quedamos dormidos o dormidas.

El ser humano no puede sobrevivir sin dormir, así que esta función es reconocida como vital (tanto para los humanos, como para los animales).

Según las investigaciones de psicólogos y científicos, se han llegado a reconocer unas cuatro o cinco fases del sueño distintas. Pero, el momento que más nos interesa en este artículo, es el último (desde la fase 4), también llamado sueño paradójico.

Ahí es donde sucede la fase onírica: donde vivimos esas aventuras semiconscientes de fantasía y surrealismo, saliéndonos de los límites del espacio-tiempo y sobrepasando toda ley física conocida (estando despiertos).

Hay quien afirma que los sueños son formas creativas de nuestro subconsciente para comunicarnos las necesidades o los temores que se ocultan en nuestro interior.

Luego, existen también las apasionantes teorías de que, desde las generaciones primitivas del ser humano, hacen de los sueños, los mensajes mágicos de una verdad más compleja.

Estos nos pueden mostrar el futuro para avisarnos de los peligros y nos aconsejan sobre nuestras acciones o elecciones.

Yo siempre me he sentido más afín con la segunda de estas teorías, que la ciencia materialista ni siquiera toma en consideración.

La interpretación mística de los sueños estaba ya presente en las creencias del antiguo Egipto, en la cultura de los babilonios, de los asirios, de los griegos, de los romanos y también de los judíos. Sin olvidarnos de los indios hopi de América Central y, más aún, de las antiguas civilizaciones precolombinas (azteca, maya e inca).

Para todos ellos, los sueños eran mucho más que simples películas dirigidas por el subconsciente del cerebro humano. Al contrario, en ellos se encontraban unos mensajes importantes por descifrar. Advertencias, mitos y eventos que cambiarían el curso de la historia de la humanidad.

Sin embargo, casi siempre se solían distinguir los sueños buenos de los sueños malos (donde los dioses o los espíritus, podían interferir con las voluntades de los seres humanos).

Hoy en día, podemos decir que todo esto no ha cambiado mucho en nuestras percepciones. Al menos mientras nos seguimos asombrando por los bellos sueños o de las pesadillas que vivimos cada noche.

Así que podemos catalogar distintos tipos de sueños según el grado de nuestro estado de consciencia al experimentarlos.

Incluso, hay situaciones especiales donde podemos darnos cuenta de estar soñando mientras soñamos.

Más sencillamente: podemos tener la sensación de despertarnos dentro del sueño y ser conscientes de casi todo, pudiendo, así, hasta manipular la realidad que nos rodea. Esto se llama sueño lucido y es una extraordinaria experiencia que no todos tienen el placer de vivir (casi siempre por falta de practica o concentración).

Los que se dedican a investigar este campo se hacen llamar onironautas. Se trata de personas con el conocimiento adecuado para manipular sus propios estados de lucidez. Pueden llegar a experimentar cosas increíbles en la fase onírica, hasta a veces, lograr compartir sus sueños gracias a la hipnosis.

(Hay muchas películas que tratan sobre este tema. A continuación, quiero mencionar algunas de las que he podido disfrutar: Origen, Abre los ojos, El viaje de Chihiro, Waking Life, Más allá de los sueños, Mulholland Drive, Mr. Nobody.)

Os invito a explorar este mundillo, siempre que tengáis el tiempo, claramente.

Muchas veces, cuando hablo de sueños con alguien, suelo escuchar cosas como:

<< ¡Yo nunca sueño!>> o

<<¡Nunca me acuerdo de mis sueños!>>.

Pero esto no es cierto porque siempre estamos soñando y eso está probado.

Tal vez solo se debe al hecho de que no se duerme lo suficiente o que la estresante rutina diaria les impide relajarse lo bastante para escucharse a sí mismo. Esto sin duda puede ser causa de enfermedades y estrés que limitan la evolución y el desarrollo social.

Os recuerdo que las horas de sueños recomendadas son de 8 a 10 horas diarias (en jóvenes y adultos).

Volviendo al tema de los sueños, quiero añadir que para mí no solamente se trata de mensajes.

Siempre tengo la impresión de que cuando estoy soñando, me traslado literalmente a otra dimensión donde siempre soy alguien o algo en particular, así como cuando estoy despierta. Solo se trata de realidades diferentes.

Vivimos experiencias vitales en ambas circunstancias. Podemos ser alegres o tristes, gozamos o sufrimos, estamos en compañía o estamos solos. En todos casos, vivimos una existencia que nos hace cada vez mejores y más sanos, a pesar de nuestros triunfos o derrotas. ¿Es esta magia o una aburrida realidad?

Sin duda es presencia... ¡Nuestro tesoro más valioso!

Os invito, entonces, a buscar, a no olvidar vuestros sueños cuando os despertáis por la mañana.

Compartirlos y sobre todo vivirlos para manter activa la memoria para crecer y ser mejores y no tener que caer en los mismos errores ya superados.
 

Laura Colaysïs